martes, 3 de septiembre de 2024

martes, 17 de octubre de 2023

Orquídea

 

Orquídea

Un amor hecho flor



Había una vez una anciana que vivía sola en una pequeña casa en el campo. Un día, mientras estaba haciendo la limpieza de su casa, encontró un paquete de semillas de orquídeas que había guardado hacía muchos años. Ella amaba mucho las flores, pero en ese momento solo pensó que ya no servirían y las tiró en la parte de atrás de la cocina donde tenía restos de troncos partidos.



Después de plantar las semillas, la anciana se olvidó de ellas, pasaron los días, llovió, salió el sol, llovió y ella  continuó con sus tareas diarias. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, notó que las orquídeas comenzaron a florecer en diferentes colores. Había orquídeas blancas, rosadas, moradas y amarillas, y todas eran hermosas a su manera.



Pero hubo una orquídea en particular que llamó su atención. Esta orquídea tardó más tiempo en florecer y la anciana comenzó a preocuparse de que no fuera capaz de hacerlo. Sin embargo, en cuanto apareció, vio que sus sépalos y pétalos eran de un color turquesa aterciopelado y era única en comparación con las otras flores e incluso parecía tener un rostro sonriente en el lábelo, el centro.



Un día, mientras estaba sentada en su jardín, la anciana notó que la orquídea de color turquesa estaba moviendo sus pétalos en patrones extraños y la intensidad de su color bajaba o subía según su estado emocional. Se dio cuenta de que la flor estaba tratando de comunicarse con ella. Con el tiempo, la anciana se percató de que la orquídea intentaba decirle algo, pero no podía comprender su mensaje.



La anciana decidió pasar más tiempo en su jardín y comenzó a hablar con la orquídea de color turquesa todos los días. Aprendió que no necesitaba mucha agua, así que cada 15 días la regaba con un fertilizante especial para orquídeas con  flor, y le cantaba y le limpiaba las hojas con mucho amor.



Le contaba de sus hijos que se habían marchado a tierras lejanas, de sus nietos y poco a poco la anciana se veía más joven y feliz. Una persona feliz atrae la atención por su buena energía y positivismo, así que sus vecinos todos los días la visitaban y se tomaban muchas fotografías con ella y sus hermosas flores.



Finalmente, la anciana entendió lo que la orquídea de color turquesa había estado tratando de decirle todo el tiempo. La flor estaba agradeciéndole por haberla plantado y cuidado con tanto amor, regalándole cada día una ilusión y la salud que viene cuando una persona es feliz.



Desde ese día en adelante, la hermosa señora continuó hablando con su orquídea de color turquesa  y la flor continuó respondiéndole con sus hermosos patrones de pétalos y subiendo y bajando la intensidad de sus colores. Para la anciana, la orquídea era una fuente de alegría y compañía, y juntas, pasaron muchos años felices en el jardín detrás de la cocina, pétalo tras pétalo.



La anciana incluso comenzó a escribir poemas y canciones inspiradas en su amada orquídea. Con el tiempo, se dio cuenta de que las señales de la flor habían comenzado a manifestarse en su imaginación como pensamientos y preguntas. La anciana ya no se sentía sola o triste, ya que siempre tenía a su orquídea para conversar y compartir su vida.



Incluso cuando sus hijos y nietos venían a visitarla solo una vez al año, la anciana nunca se sintió sola, ya que tenía a su orquídea de color turquesa a su lado. Juntas, la anciana y su orquídea vivieron una vida larga y feliz, llena de amor y

martes, 19 de septiembre de 2023

Menschlich,

 Menschlich,

Ich sah dein Gesicht, kaum ein Lächeln,

Haben die Jahre den menschlichen Ausdruck genommen?

Keine Falten! Keine Gesten!

Deine Stirn geschmückt mit hervorstehenden, blaugrünen Adern,

Dünn, lang, kurz;

Sicherlich haben sie eine Geschichte zu erzählen.


Mehr als neun Jahrzehnte im Gewebe der Zeit,

Mehr als angesammelte Seufzer, wie Blätter im Wind,

Und diese Hülle, immer zerbrechlicher,

Die zarten Hände mit langen und dünnen Fingern,

Sie ruhen sanft in deinem Schoß,

In flauschigen und weichen Gewändern gehüllt,

Wie ein leiser Vers in einem alten und ernsten Buch.


Dein langsamer, langsamer, bewusster Gang,

Dein perfekter Rücken, ein fester Blick,

Du erlaubst dir, dich nach Belieben zu bewegen,

Unter der strahlenden Sonne oder dem sanften Regen,

Wie ein Vers, der in der leichten Brise tanzt,

Dein Körper und deine Seele in vollkommener Harmonie.


Du erlaubst dir, in die Schicksale derer um dich herum einzutauchen,

Du gibst dir die Freiheit, wohlwollend zu sein,

Du möchtest vielleicht hart sein, doch es gelingt dir nicht.

In deinem Gesicht,

Eine kaum wahrnehmbare Grimasse will heraus.


Aber...

Was denkst du, alte Porzellanpuppe?

Was zaubert dein Geist an verträumter Süße?

Die Jahre sind vergangen und haben deine Erfahrung übertroffen,

Du hast durch andere gelebt, nicht für dich selbst,

Wo sind deine lebendigen Erinnerungen?

Wo sind deine Zweige und deine Früchte?


Nein, du hast nicht nur für dich allein gelebt,

Sondern im Echo der Menschen um dich herum,

Puppe aus der Vergangenheit, wie die, die du bewahrst,

Die von deinen Jugendtagen,

Du hast gesprochen, gesungen, geweint,

Wie diese Puppe.


Heute schmückt sie das Sofa, still und vollkommen,

Vintage Porzellanpuppe.



Esor

viernes, 1 de septiembre de 2023

Humana

Humano,

vi tu rostro, apenas una sonrisa esbozaba,

¿Acaso los años arrebataron la humana expresión?

¡No hay arrugas!, ¡no hay gestos!,

Tu frente adornada de saltonas, verdeazules venas

finas, largas, cortas; 

seguro tienen una historia que contar.


Más de nueve décadas en el tejido tiempo,

Más de acumulados suspiros, como hojas en el viento,

y este envoltorio, cada vez más frágil,

las manos delicadas, de dedos largos y delgados,

se entretienen suavemente en su regazo,

que tiene atuendos mullidos y suaves,

como un verso callado en un libro antiguo y grave.


Su caminar lento, lento, pausado,

un dorso perfecto, una mirada firme

ella se desplaza a voluntad,

bajo el sol radiante o la lluvia serena,

como un verso que danza en la brisa suave,

esta su cuerpo y alma en armonía plena.


Se permite involucrarse en los destinos de los que le rodean,

se concedes el juego de ser benevolente,

quiere ser dura, más no puede.

En su semblante,

una mueca imperceptible, salir quiere.


Pero...

¿En qué piensas, muñequita de porcelana añeja?

¿Qué urde tu mente de dulzura ensoñada?

Los años han pasado y sobrepasado tu experiencia,

Has vivido a través de los demás, no por ti misma,

¿Dónde quedan tus herencias vivas?

¿Dónde están tus ramas y tus frutos?


No, no has vivido solo por ti, 

sino en el eco de quienes te rodean,

Oh, humana, humana,

Muñeca del pasado, como aquella que proteges,

la de tus días de juventud,

Hablabas, cantabas, llorabas,

como esa muñeca que 

Hoy, en solitario, adorna el sofá, serena y entera,

muñeca de porcelana añeja.




::


sábado, 22 de agosto de 2020

El Pastor Cantarín

El Pastor Cantarín 

En un pueblo vivía un joven pastor de ovejas, un día lamentándose por la pérdida de sus 3 pequeñas ovejas, él las vio nacer, las cuidaba y procuraba darles toda la atención, sin embargo, no se sabe cómo, éstas se perdieron en un santiamén. 

Rápidamente, buscó por todo lado y no encontrándolas se fue a guardar las demás. Regresó al prado y busca que te busca, recorrió de arriba hacia abajo todo el lugar, pero no había nada. 

Ya triste y preocupado se fue a lo alto de una colina de donde podía divisar todo el lugar, entonces, ¡oh! maravilla le pareció verlas no muy lejos de donde estaba. 

Bajó a toda prisa, empezó a silbar, pero su silbido se disipaba con el viento en la inmensidad del campo.  Se hacía de noche, tropezaba con ramas y piedras, caía en pequeños agujeros, temía no poder alcanzarlas y atraparlas. 

Lentamente rodeó una gran roca y cuando las vio a unos pasos, las ató fuertemente con un lazo y las jaló con mucha fuerza hacia el refugio más cercano. Empezaba a llover, triste, por el susto que se pegó; hambriento y cansado por esta aventura, se puso a entonar una melodía que él mismo había compuesto mientras las buscaba. 

Hay mis ovejitas,
lindas y gorditas, 
el temible lobo comérselas quiere.
 
Vengan mis bellezas, 
tiernas ovejitas, 
el sol se ha ocultado, 
la luna ha salido, 
y pronto un gran aguacero caerá.

Hay mis ovejitas, 
lindas y gorditas, 
al prado mañana yo las llevaré.

Y mientras cantaba las ovejas balaban al ritmo de su canción, toda la tristeza desapareció, esa canción le acompañaba durante toda la búsqueda y en ningún momento pensó que no las encontraría.

Feliz por tenerlas con él a salvo, esperando que pase el temporal para volver a casa, en su mente iba creando otra canción que le reconfortaba y calmaba el hambre.

lunes, 15 de julio de 2019

Dulce madrina Virginia

Dulce confianza en la mirada,
cálido abrazo sin palabras,
acogida hermosa, sin titubeos.
Te veo y es como si nunca te hubieras ido,
estás ahí, hermosa primavera reluciente
son tus palabras, es tu calor,
es tu risa una oración,
y tus brazos tiernos se extienden para dar la bienvenida.
Tus manos buenas, un breve adiós,
en la esperanza de volver a vernos
al otro día te digo adiós.

Hoy el cielo alumbra como siempre,
y el bullicio y los tantos vehículos sonando por ahí,
pareciera que todo está igual, pero no.
Sé que de esta tierra has partido,
allá donde los sueños no existen más porque ellos son la realidad.
Cerca, muy cerca do Diós está, tus plegarias él las escucha,
y acá de lluvia caen las bendiciones.

Beso tu mejilla, siento tu amor dulce Virginia
en mi corazón te tengo con dulce amor.



miércoles, 3 de julio de 2019

Regina la coiffure encantadora

Regina era una niña que le gustaba jugar a hacerle hermosos cortes de cabello a sus muñecas.
Un día se cansó de jugar con ellas y de tanto practicar, logró manejar las tijeras con gran destreza.
Su madre no sabía cómo distraer a Regina de su juego preferido así que la puso a realizar todas las tareas de la casa.

-Madre, lo haré si me dejas cortarte el cabello-, le decía una y otra vez.
-Está bien hija mía pero ten en cuenta que mi cabello no puede jamás ser pequeño, a mí me gusta ver como baila en el viento y como brilla bajo el sol, soy tan feliz con él que no me gustaría que lo hicieras pequeño.
-No te preocupes, todo estará bien-, le dijo.
De inmediato se puso manos a la obra y en un santiamén el cabello lucía más hermoso, largo, frondoso, parecía que tuviera vida y danzara en el aire.

-Hija mía le dijo la madre, haz hecho un excelente trabajo, así que te compensaré, ¡pídeme lo que quieras!.
-Madre, -le dijo-, yo solo quiero una moto para ir por el mundo mostrando mi arte.

-Lo siento Regina querida, -dijo la madre-, no tenemos el dinero para comprar algo así.
- No te preocupes, madre, a partir de hoy yo seré quien se ocupe de ti y de lo que nos haga falta.
Su padre había sufrido un grave accidente en una mina y estaba paralizado de la cintura para abajo y con mucho dolor.

Regina, tenía tal habilidad de transformar a una persona triste de aspecto oscuro, en una persona vivaz y joven, que pronto se ganó la simpatía de todos los que la conocían.
Fue con sus tijeras al pueblo más cercano y empezó a transformar el aspecto adusto en simpáticos y armoniosos rostros. Todos hacían largas colas para ser atendidos por ella, dejándole copiosas propinas. Pronto muchas jovencitas y jovencitos quisieron ser como ella y les pidió les enseñara su arte. Al principio sintió miedo, pero lo venció, y sin nada de egoísmo les dio todo su conocimiento y formó un escuadrón de grandes coiffures que con tijera en mano no solo se ganaban la vida y compraban cuánto necesitaban, sino que hicieron un mundo mejor.


El campesino cooperador


Un batallón de soldados transportaba víveres a los pueblos que habían padecido por la furia de la naturaleza, de pronto a lo lejos escucharon a un campesino silbando y a una yegua relinchando de tiempo en tiempo.
-Estamos cerca- dijeron.

Seguían el sonido que el viento llevaba pero no se veía nada, poco a poco se fueron acercando, cada vez era más nítido. Se escuchaba el arado y los bueyes. A lo lejos vieron a un hombre silbando y moviendo el arado, abriendo los surcos con gran maestría.

-Amable señor -le dijeron- Es posible que pueda ayudarnos a llegar, guiándonos hacia el pueblo más cercano que ha sufrido un aislamiento por las lluvias, estamos llevando carpas y alimentos.

-No tienen más que decirlo - dijo - En este momento dejo el arado y los bueyes a buen recaudo, yo mismo los llevaré.

Caminaron tres días y tres noches, al fin vieron un pueblecito rodeado de aguas.
-Conozco un atajo- dijo - y tras la montaña había un caminito que daba directamente al pueblo.
Ni bien los vieron llegar, todos se abalanzaron hacia los soldados pidiendo agua, porque la que estaba al rededor del pueblo estaba contaminada y no podía beberse.

Carpas, comida, agua, y cobijo fueron entregando a todos quienes con una sonrisa agradecieron. Todos se unieron en ese momento, hicieron una olla común y todos comieron de ella. Las carpas albergaban a las familias y pronto trabajaron todos para primero poner barreras y secar el pueblo y segundo para que todos tuvieran un lugar digno donde vivir.

A veces no es fácil salir de las adversidades pero si todos ponemos nuestro granito de arena y nuestro tiempo es posible hacer un mundo mejor.

Una Comida Fenomenal

Iba de permiso una hermana de un convento de claustro camino a su casa. Estaba muy cansada de tanto caminar y, tenía mucha hambre. Llegó a un pueblecito no muy habitado donde había una casa solitaria rodeada de flores y árboles grandes.

-Buen día de Dios, hermana, es posible que pueda darme un sitiecito para pasar la noche? , -preguntó a una señora muy mal encarada, quien con una escoba en mano abrió la puerta y la hizo pasar.
- Adelante, pero debo advertirle que en esta casa no puedo darte más que cobijo por una noche y de alimentos, ¡imposible!, soy sola y no tengo nada ni a nadie.

-No te preocupes hermana, te atenderé por este día, y mientras tanto prepararé un delicioso potaje con lo que se pueda encontrar.
Había unas flores frescas encima de la mesa, las cogió y en una olla empezó a guisarlas con un poco de agua.
- Mis flores- , gritó la anciana.
-Hermana, tendrá un poco de sal? - le dijo -

La señora jamás había visto a alguien cocinar las flores, se rió para sus adentros y luego le dio la sal que pedía, movió y movió hasta que poco a poco empezó a hacerse como un caramelo.


-¿Es posible que haya un licorcillo? - le dijo -

La señora no salía de su asombro y mientras atizaba la leña y veía como llena de alegría la hermana de claustro hacía el mejunje, le alcanzó un poco del cognac.

-Tengo una cebolla y unos champignones -le dijo.

Y así moviendo, moviendo, hizo un guiso de lo más sabroso y tuvieron una comida fenomenal. Pronto contó a sus vecinos lo que la monja le había enseñado y todos querían comer en casa de la mujer que a partir de entonces, sonrió y no volvió a estar sola.


jueves, 3 de mayo de 2012

Siete años de mala suerte

-La fiesta terminó temprano, y todo salio mal, el vestido se rompió, los tacos se rasgaron, el maquillaje estaba demasiado suave, las joyas no combinaban y como si fuera poco Raul se sintió mal y tuvimos que retirarnos antes que todos.

Sin querer abrumar a nadie más con tantas preocupaciones Imelda se dirigió al estudio de su padre, buscó una computadora portátil y sentada en un rincón de la sala llenaba de palabras censuradas su portal de comunicación.-Hoy fue un día de..., y para colmo la ..., yo no sé cómo me viene a pasar esto a mi. Un mensaje aparece, Joaquin su sobrino de 13 años escribe:

- Tía te entiendo, cuando cumplí 11 años estaba jugando en el cuarto de mi madre y de casualidad rompí el espejo de la recámara, Felipa que limpiaba el corredor escuchó el ruido y entró corriendo a la habitación ayudándome a recoger todo, mientras me ayudaba dijo -"se dice que quien rompe un espejo tiene siete años de mala suerte".

Yo esperaba que fuera mentira, pero al día siguiente cuando fui a la escuela el transporte escolar tuvo un problema con la llanta y llegamos tarde por lo que no pude dar mi examen de Lógico de subsanación y salí jalado.

Cuando llegué a casa me dijeron que mamá se tuvo que ir de viaje porque su hermano murió, mi hermana estaba tan enferma que la nana estaba a punto de renunciar por la angustia que no sabía que hacer, mi papá estaba de mal humor porque tenía mucho trabajo y no tenía ni tiempo para descansar. Así han pasado dos años y las desgracias se siguen dando una a una, para que seguirlas contando.

¿Tía, tú también rompiste un espejo? Imelda siente un nudo en la garganta y unas ganas de correr a abrazar a su sobrino y decirle que todo está bien que no se preocupe que eso del espejo solo es una superstición, pero en cambio le responde:- No yo no rompí nada, pero así pasan las cosas a veces, no tiene nada que ver con los espejos. Pero si quieres revertir el maleficio, entonces repite cinco veces "Nada te turbe, Nada te espante. Todo se pasa, Dios no se muda. La Paciencia, Todo lo alcanza. Quien a Dios tiene, Nada le falta. Sólo Dios basta." Es una oración de Santa Teresa que hace maravillas cuando la dices de corazón.

-Tía ¿por qué tú no la dices?- Ya la digo Kincito, ya la digo y gracias por tus palabras, el sábado te invito un helado. Ya les digo a tus papás.Dejó de escribir, cerró la laptop y miró las cosas de otra manera.No dejemos que las cosas terrenas nos afecten más allá de la proporción necesaria, debemos ser fuertes y ver las cosas buenas que hay en nuestras vidas. Estemos atentos a nuestro entorno que no somos los únicos con problemas.

martes, 6 de septiembre de 2011

La niña rara

Había una vez una niña que era rara, tenía en la frente una estrella no muy grande, del porte de un grano de cebada y en la espalda tenía los ojos.
Esta estrella era especial además que podía ver, era capaz de leer el pensamiento.
Las niñas le molestaban y le decían cosas para hacerla sentir mal.

Un día le dijo a su madre el problema y ella encontró la solución le pondría dos ojos pintados, pero estaría como durmiendo. Así lo hizo fue con un pintor y le hizo pintar dos hermosos ojos y le puso unas pestañas postizas para que pareciera de verdad, pero ni con ello dejaron de molestarla.

Otro día le dijo a su madre que mejor le pintaran los ojos abiertos con una mirada. Entonces así lo hicieron, pero ni aún así dejaron de molestarla. Entonces tomó unos anteojos y se olvido de las niñas concentrándose más en leer. Pensaba que cada vez que leyera una vida sería como si la viviera y ella quería vivir mucho.

Empezó leyendo la biblia y cada vez que leía la vida y obras de alguien anotaba la edad que había vivido y le sumaba a la suya. Cada vez fue haciéndose más sabia y todos la querían y le pedían consejo. Nadie más la molestó, por el contrario la veían hermosa.

viernes, 2 de septiembre de 2011

La niña sin voz

Sentada junto a las gradas que llevaban a la casa de la tía María, estaba ella.

Unos ojos vivaces con mirada escudriñadora, siempre con el mismo libro en manos. La Biblia y una libreta pequeña con un lápiz eran su voz.

Nunca estaba quieta, constantemente se la veía saltar, jugar, correr. Nunca emitía sonido, ni cuando se enojaba. Solo la libreta era testiga de sus sentires. A veces eran unas letras largas otras bien formaditas y redondas.

Dice su padre que desde que fue a la hacienda, como a los 5 años, regresó así. Nadie sabe qué paso. Tan solo se le fue la voz.

Los médicos la examinaron, pero nada. Ya tiene 10 años y aún a todos nos sorprende su silencio. Cuando le preguntamos responde en la libreta una frase que está permanentemente escrita allí. "No me sale la voz, se fue."

jueves, 11 de agosto de 2011

Aghata y el niño de al lado

Sería hoy el día más feliz de su vida, sí señor! así se lo había prometido. Cuando salio al jardín vio a Joaquín el sobrino del vecino que había llegado de Rusia, era un niño pecoso y pelirojo, con unos cachetitos redonditos y rojos que parecía que en cualquier momento estallarían.

-Hola, cómo te llamas? te presto mi triciclo- le dijo pero el niño no respondió. Los niños no necesitan idiomas así que tomó su mano y acarició el triciclo a la vez que Aghata le prestaba su precioso transporte con un gesto entendible.

Dio una vuelta y su sonrisa sonora le hizo comprender que se estaba divirtiendo. Ella también quería el triciclo pero le daba pena pedirlo. así que se estuvo entreteniendo con unos carritos hechos de metal que prendían y apagaban sus luces a voluntad propia.

Joaquín con mucha prudencia vio que Aghata también quería jugar así que se bajó del juguetito y se lo alcanzó. Aghata temió que se hubiera molestado por lo de los carritos entonces estirando la mano se los alcanzó.

De pronto vino una nana que por allí andaba cuidando a Joaquín y su hermanita y se puso a jugar con ambos como si siempre hubieran estado juntos siendo amigos.

Cuando llegó la tarde los padres de Aghata y Joaquín los llamaron para merendar pero ambos estaban tan entretenidos que no querían dejar el juego.

-Nos veremos mañana-, dijo la nana.

Y moviendo la mano se fue Joaquín y moviendo la mano se fue Aghata, ambos con una hermosa sonrisa.

Aghata y el niño de al lado

Sería hoy el día más feliz de su vida, sí señor! así se lo había prometido. Cuando salio al jardín vio a Joaquín el sobrino del vecino que había llegado de Rusia, era un niño pecoso y pelirojo, con unos cachetitos redonditos y rojos que parecía que en cualquier momento estallarían.

-Hola, cómo te llamas? te presto mi triciclo- le dijo pero el niño no respondió. Los niños no necesitan idiomas así que tomó su mano y acarició el triciclo a la vez que Aghata le prestaba su precioso transporte con un gesto entendible.

miércoles, 13 de julio de 2011

Aghata y la bola de estambre

Estaba tejiendo un manto para mi muñeca Lulú, y de pronto se cayó mi bola de estambre. Corrí por toda la casa pero esta rodaba y rodaba, entonces no tuve otra opción que llamar a Aghata, mi gata.

Tan pronto visualizó la bola corrió tras ella y como era más veloz que un rayo la atrapó con sus pequeñas manitas pero se puso a jugar con ella como si fuera una pelota pequeña.

La pasaba de un lado a otro, del otro lado acá y así la pasaba todo el rato. Cuando quise quitársela porque yo quería envolver todo lo que se había soltado y seguir tejiendo, ella me lo impidió con sus patimanos soltando un grrrrrrrrrssssss que no le había escuchado antes.

Me asusté!, cómo era posible que un animalito que hasta hace poco era tan amigable hubiera cambiado de pronto y se volviera tan egoísta no quería compartir la bola de estambre que pensaba era suyo por el hecho de atraparla.

-¡Aghata! suelta eso- le dije
y un tierno miauuuuuuuuuu me respondió.

No tuve corazón para quitarle la bola, así que con unas tijeras corté la fibra que salía de la madeja y terminé de tejer mi manta para mi muñeca.

martes, 28 de junio de 2011

La historia de Aghata

Aghata era una pequeña niña de 3 años que apenas podía alcanzar la mesa pero ella quería conocer el mundo, entonces un día tomó un lápiz mágico que le habían regalado y se puso a dibujar cómo sólo ella podía hacerlo. Tal vez le pareció que el mundo era también mágico, no lo sé.

Entonces dibujó una perrita a quien puso por nombre Ghales, era pequeña con un hociquito redondito y unos hermosos ojos pardos, que lo decían todo. A partir de ese momento ella sería su compañera de juegos.

Abrió una puerta mágica y se fue a pasear a Italia ese país de los cuentos que alguna vez le habían leído quería conocer la tumba de Julieta. Como en Romeo y Julieta de Shakespeare. Le había escuchado a su madre leerla en voz alta alguna noche. Ella pensó que no existía pero se dio con la sorpresa que sí.

En Verona, cuenta la Historia que Giulietta Capuleti y Romeo Montescchi fueron víctimas de las rencillas de ambas familias. No pudieron casarse porque terminaron muriendo por ese amor que no podía ser.

Cuando llegaron a Verona, Italia sorprendidas caminaron por el parque por donde Romeo merodeaba y por el balcón del cual Julieta solía verlo.

También vieron una hermosa estatua de la bella Julieta. Pero les dio mucha tristeza ver la tumba de Julieta donde muchos visitaban llevando flores y regalos de sus tierras.

En su cuaderno podía dibujar todas las puertas que ella quisiera y podía entrar y salir de lugares insospechados con solo poner su lápiz allí. Ya para regresar solamente cerraba los ojos y pensaba en su habitación, y aparecía de nuevo en su casa como si el tiempo no hubiera transcurrido.


Oh sorpresa cuando regresó, vio que junto a ella seguía la pequeña Ghales, era blanca como la nieve y tan alegre como en su viaje.

La historia de Aghata

Aghata era una pequeña niña de 3 años que apenas podía alcanzar la mesa pero ella quería conocer el mundo, entonces un día tomó un lápiz mágico que le habían regalado y se puso a dibujar cómo sólo ella podía hacerlo. Tal vez le pareció que el mundo era también mágico, no lo sé.

Entonces dibujó una perrita a quien puso por nombre Ghales, era pequeña con un hociquito redondito y unos hermosos ojos pardos, que lo decían todo. A partir de ese momento ella sería su compañera de juegos.

Abrió una puerta mágica y se fue a pasear a Italia ese país de los cuentos que alguna vez le habían leído quería conocer la tumba de Julieta. Romeo y Julieta de Shakespeare Le había escuchado a su madre leerla en voz alta alguna noche. Ella pensó que no existía pero se dio con la sorpresa que sí.

En Verona, cuenta la Historia que Julieta Capuleto y Romeo Dantesco fueron víctimas de las rencillas de ambas familias. No pudieron casarse porque terminaron muriendo por ese amor que no podía ser.

Cuando llegaron a Verona, Italia sorprendidas caminaron por el parque por donde Romeo merodeaba y por el balcón del cual Julieta solía verlo.

También vieron una hermosa estatua de la bella Julieta. Pero les dio mucha tristeza ver la tumba de Julieta donde muchos visitaban llevando flores y regalos de sus tierras.

En su cuaderno podía dibujar todas las puertas que ella quisiera y podía entrar y salir de lugares insospechados con solo poner su lápiz allí. Ya para regresar solamente cerraba los ojos y pensaba en su habitación, y aparecía de nuevo en su casa como si el tiempo no hubiera transcurrido.


Oh sorpresa cuando regresó, vio que junto a ella seguía la pequeña Ghales, era blanca como la nieve y tan alegre como en su viaje.

sábado, 21 de mayo de 2011

escribiendo

Aghata era una pequeña niña de 3 años que apenas podía alcanzar la mesa pero ella quería conocer el mundo, entonces un día tomó un lápiz mágico que le habían regalado y se puso a dibujar cómo sólo ella podía hacerlo. Tal vez le pareció que el mundo era también mágico, no lo sé.

Entonces dibujó una perrita a quien puso por nombre Ghales, era pequeña con un hociquito redondito y unos hermosos ojos pardos, que lo decían todo. A partir de ese momento ella sería su compañera de juegos.

Abrió una puerta mágica y se fue a pasear a Italia ese país de los cuentos que alguna vez le habían leído quería conocer la tumba de Julieta. Como en Romeo y Julieta de Shakespeare. Le había escuchado a su madre leerla en voz alta alguna noche. Ella pensó que no existía pero se dio con la sorpresa que sí.

En Verona, cuenta la Historia que Giulietta Capuleti y Romeo Montescchi fueron víctimas de las rencillas de ambas familias. No pudieron casarse porque terminaron muriendo por ese amor que no podía ser.

Cuando llegaron a Verona, Italia sorprendidas caminaron por el parque por donde Romeo merodeaba y por el balcón del cual Julieta solía verlo.

También vieron una hermosa estatua de la bella Julieta. Pero les dio mucha tristeza ver la tumba de Julieta donde muchos visitaban llevando flores y regalos de sus tierras.

En su cuaderno podía dibujar todas las puertas que ella quisiera y podía entrar y salir de lugares insospechados con solo poner su lápiz allí. Ya para regresar solamente cerraba los ojos y pensaba en su habitación, y aparecía de nuevo en su casa como si el tiempo no hubiera transcurrido.


Oh sorpresa cuando regresó, vio que junto a ella seguía la pequeña Ghales, era blanca como la nieve y tan alegre como en su viaje.

Esa Luna, luna mía


Pálida luna.
Cambiante y voluble, perenne.
Humedeces mi alma con solo mirarla,
¡es cuanto deseo!, ¡es cuanto anhelo!.

Gotas de Luna me caen, mientras recorro espinosos tramos.
Te miro a través de las hojas
que estiradas y orgullosas se levantan estando más cerca tuyo que yo,
te dejas ver, sales y te vas.

No veo tu resplandor,
mas siento tu presencia que se extingue poco a poco.
Destino cierto fue vaticinio de muchos hombres de ciencia, hombres sabios.
Sí. "Triste es la ausencia", mi luna.
Luna vuelve al otro día alumbrando caminos,
creando siluetas, acompañando amores,
guardando silencios, cobijando dichas y pesares.
Amarrando inspiraciones a canciones
que desde el comienzo te han dedicado su atención en pleno.

Hermosa luna, discreta, prudente,
todas las miradas atraes, ¡las sientes!.
Calladita miras, ¡sonríes!, lo sé.

Tengo mi imagen a los 5 años corriendo la cuesta
mirando cómo me seguías,
iba de la casa a la hacienda mía,
mientras te miraba, yo me escondía,
a ver si todavía jugando estabas.

Recorro memorias,
veo mis quince años rogándote, luna,
devolvieras el reflejo del rostro de mi amado,
que no conocía,
pero sabía también estaría contemplándote.
Luna mi luna.

No te apartes todavía,
luna cambiante, luna radiante.
Luna, luna, filtra al menos
tus gotas de luna por mi ventana o la tuya ....
"es tan dulce la despedida"...
Amante luna de eternos amores,
de eternos pesares,
Testigo inmutable de historia terrena,
Luna, luna, ¡luna mía!.