jueves, 3 de mayo de 2012

Siete años de mala suerte

-La fiesta terminó temprano, y todo salio mal, el vestido se rompió, los tacos se rasgaron, el maquillaje estaba demasiado suave, las joyas no combinaban y como si fuera poco Raul se sintió mal y tuvimos que retirarnos antes que todos.

Sin querer abrumar a nadie más con tantas preocupaciones Imelda se dirigió al estudio de su padre, buscó una computadora portátil y sentada en un rincón de la sala llenaba de palabras censuradas su portal de comunicación.-Hoy fue un día de..., y para colmo la ..., yo no sé cómo me viene a pasar esto a mi. Un mensaje aparece, Joaquin su sobrino de 13 años escribe:

- Tía te entiendo, cuando cumplí 11 años estaba jugando en el cuarto de mi madre y de casualidad rompí el espejo de la recámara, Felipa que limpiaba el corredor escuchó el ruido y entró corriendo a la habitación ayudándome a recoger todo, mientras me ayudaba dijo -"se dice que quien rompe un espejo tiene siete años de mala suerte".

Yo esperaba que fuera mentira, pero al día siguiente cuando fui a la escuela el transporte escolar tuvo un problema con la llanta y llegamos tarde por lo que no pude dar mi examen de Lógico de subsanación y salí jalado.

Cuando llegué a casa me dijeron que mamá se tuvo que ir de viaje porque su hermano murió, mi hermana estaba tan enferma que la nana estaba a punto de renunciar por la angustia que no sabía que hacer, mi papá estaba de mal humor porque tenía mucho trabajo y no tenía ni tiempo para descansar. Así han pasado dos años y las desgracias se siguen dando una a una, para que seguirlas contando.

¿Tía, tú también rompiste un espejo? Imelda siente un nudo en la garganta y unas ganas de correr a abrazar a su sobrino y decirle que todo está bien que no se preocupe que eso del espejo solo es una superstición, pero en cambio le responde:- No yo no rompí nada, pero así pasan las cosas a veces, no tiene nada que ver con los espejos. Pero si quieres revertir el maleficio, entonces repite cinco veces "Nada te turbe, Nada te espante. Todo se pasa, Dios no se muda. La Paciencia, Todo lo alcanza. Quien a Dios tiene, Nada le falta. Sólo Dios basta." Es una oración de Santa Teresa que hace maravillas cuando la dices de corazón.

-Tía ¿por qué tú no la dices?- Ya la digo Kincito, ya la digo y gracias por tus palabras, el sábado te invito un helado. Ya les digo a tus papás.Dejó de escribir, cerró la laptop y miró las cosas de otra manera.No dejemos que las cosas terrenas nos afecten más allá de la proporción necesaria, debemos ser fuertes y ver las cosas buenas que hay en nuestras vidas. Estemos atentos a nuestro entorno que no somos los únicos con problemas.

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