miércoles, 13 de julio de 2011

Aghata y la bola de estambre

Estaba tejiendo un manto para mi muñeca Lulú, y de pronto se cayó mi bola de estambre. Corrí por toda la casa pero esta rodaba y rodaba, entonces no tuve otra opción que llamar a Aghata, mi gata.

Tan pronto visualizó la bola corrió tras ella y como era más veloz que un rayo la atrapó con sus pequeñas manitas pero se puso a jugar con ella como si fuera una pelota pequeña.

La pasaba de un lado a otro, del otro lado acá y así la pasaba todo el rato. Cuando quise quitársela porque yo quería envolver todo lo que se había soltado y seguir tejiendo, ella me lo impidió con sus patimanos soltando un grrrrrrrrrssssss que no le había escuchado antes.

Me asusté!, cómo era posible que un animalito que hasta hace poco era tan amigable hubiera cambiado de pronto y se volviera tan egoísta no quería compartir la bola de estambre que pensaba era suyo por el hecho de atraparla.

-¡Aghata! suelta eso- le dije
y un tierno miauuuuuuuuuu me respondió.

No tuve corazón para quitarle la bola, así que con unas tijeras corté la fibra que salía de la madeja y terminé de tejer mi manta para mi muñeca.

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