martes, 17 de octubre de 2023

Orquídea

 

Orquídea

Un amor hecho flor



Había una vez una anciana que vivía sola en una pequeña casa en el campo. Un día, mientras estaba haciendo la limpieza de su casa, encontró un paquete de semillas de orquídeas que había guardado hacía muchos años. Ella amaba mucho las flores, pero en ese momento solo pensó que ya no servirían y las tiró en la parte de atrás de la cocina donde tenía restos de troncos partidos.



Después de plantar las semillas, la anciana se olvidó de ellas, pasaron los días, llovió, salió el sol, llovió y ella  continuó con sus tareas diarias. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, notó que las orquídeas comenzaron a florecer en diferentes colores. Había orquídeas blancas, rosadas, moradas y amarillas, y todas eran hermosas a su manera.



Pero hubo una orquídea en particular que llamó su atención. Esta orquídea tardó más tiempo en florecer y la anciana comenzó a preocuparse de que no fuera capaz de hacerlo. Sin embargo, en cuanto apareció, vio que sus sépalos y pétalos eran de un color turquesa aterciopelado y era única en comparación con las otras flores e incluso parecía tener un rostro sonriente en el lábelo, el centro.



Un día, mientras estaba sentada en su jardín, la anciana notó que la orquídea de color turquesa estaba moviendo sus pétalos en patrones extraños y la intensidad de su color bajaba o subía según su estado emocional. Se dio cuenta de que la flor estaba tratando de comunicarse con ella. Con el tiempo, la anciana se percató de que la orquídea intentaba decirle algo, pero no podía comprender su mensaje.



La anciana decidió pasar más tiempo en su jardín y comenzó a hablar con la orquídea de color turquesa todos los días. Aprendió que no necesitaba mucha agua, así que cada 15 días la regaba con un fertilizante especial para orquídeas con  flor, y le cantaba y le limpiaba las hojas con mucho amor.



Le contaba de sus hijos que se habían marchado a tierras lejanas, de sus nietos y poco a poco la anciana se veía más joven y feliz. Una persona feliz atrae la atención por su buena energía y positivismo, así que sus vecinos todos los días la visitaban y se tomaban muchas fotografías con ella y sus hermosas flores.



Finalmente, la anciana entendió lo que la orquídea de color turquesa había estado tratando de decirle todo el tiempo. La flor estaba agradeciéndole por haberla plantado y cuidado con tanto amor, regalándole cada día una ilusión y la salud que viene cuando una persona es feliz.



Desde ese día en adelante, la hermosa señora continuó hablando con su orquídea de color turquesa  y la flor continuó respondiéndole con sus hermosos patrones de pétalos y subiendo y bajando la intensidad de sus colores. Para la anciana, la orquídea era una fuente de alegría y compañía, y juntas, pasaron muchos años felices en el jardín detrás de la cocina, pétalo tras pétalo.



La anciana incluso comenzó a escribir poemas y canciones inspiradas en su amada orquídea. Con el tiempo, se dio cuenta de que las señales de la flor habían comenzado a manifestarse en su imaginación como pensamientos y preguntas. La anciana ya no se sentía sola o triste, ya que siempre tenía a su orquídea para conversar y compartir su vida.



Incluso cuando sus hijos y nietos venían a visitarla solo una vez al año, la anciana nunca se sintió sola, ya que tenía a su orquídea de color turquesa a su lado. Juntas, la anciana y su orquídea vivieron una vida larga y feliz, llena de amor y

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