Orquídea
Un amor
hecho flor
Había una
vez una anciana que vivía sola en una pequeña casa en el campo. Un día,
mientras estaba haciendo la limpieza de su casa, encontró un paquete de
semillas de orquídeas que había guardado hacía muchos años. Ella amaba mucho
las flores, pero en ese momento solo pensó que ya no servirían y las tiró en la
parte de atrás de la cocina donde tenía restos de troncos partidos.
Después de
plantar las semillas, la anciana se olvidó de ellas, pasaron los días, llovió,
salió el sol, llovió y ella continuó con
sus tareas diarias. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo, notó que las
orquídeas comenzaron a florecer en diferentes colores. Había orquídeas blancas,
rosadas, moradas y amarillas, y todas eran hermosas a su manera.
Pero hubo
una orquídea en particular que llamó su atención. Esta orquídea tardó más
tiempo en florecer y la anciana comenzó a preocuparse de que no fuera capaz de
hacerlo. Sin embargo, en cuanto apareció, vio que sus sépalos y pétalos eran de
un color turquesa aterciopelado y era única en comparación con las otras flores
e incluso parecía tener un rostro sonriente en el lábelo, el centro.
Un día,
mientras estaba sentada en su jardín, la anciana notó que la orquídea de color
turquesa estaba moviendo sus pétalos en patrones extraños y la intensidad de su
color bajaba o subía según su estado emocional. Se dio cuenta de que la flor
estaba tratando de comunicarse con ella. Con el tiempo, la anciana se percató
de que la orquídea intentaba decirle algo, pero no podía comprender su mensaje.
La anciana
decidió pasar más tiempo en su jardín y comenzó a hablar con la orquídea de
color turquesa todos los días. Aprendió que no necesitaba mucha agua, así que
cada 15 días la regaba con un fertilizante especial para orquídeas con flor, y le cantaba y le limpiaba las hojas
con mucho amor.
Le contaba
de sus hijos que se habían marchado a tierras lejanas, de sus nietos y poco a
poco la anciana se veía más joven y feliz. Una persona feliz atrae la atención
por su buena energía y positivismo, así que sus vecinos todos los días la
visitaban y se tomaban muchas fotografías con ella y sus hermosas flores.
Finalmente,
la anciana entendió lo que la orquídea de color turquesa había estado tratando
de decirle todo el tiempo. La flor estaba agradeciéndole por haberla plantado y
cuidado con tanto amor, regalándole cada día una ilusión y la salud que viene
cuando una persona es feliz.
Desde ese
día en adelante, la hermosa señora continuó hablando con su orquídea de color
turquesa y la flor continuó
respondiéndole con sus hermosos patrones de pétalos y subiendo y bajando la
intensidad de sus colores. Para la anciana, la orquídea era una fuente de
alegría y compañía, y juntas, pasaron muchos años felices en el jardín detrás
de la cocina, pétalo tras pétalo.
La anciana
incluso comenzó a escribir poemas y canciones inspiradas en su amada orquídea.
Con el tiempo, se dio cuenta de que las señales de la flor habían comenzado a
manifestarse en su imaginación como pensamientos y preguntas. La anciana ya no
se sentía sola o triste, ya que siempre tenía a su orquídea para conversar y
compartir su vida.
Incluso
cuando sus hijos y nietos venían a visitarla solo una vez al año, la anciana
nunca se sintió sola, ya que tenía a su orquídea de color turquesa a su lado.
Juntas, la anciana y su orquídea vivieron una vida larga y feliz, llena de amor
y
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